TD 3: UNA HISTORIA DE MIEDO


RESUMEN DE UNA HISTORIA DE MIEDO
LA TUMBA TENEBROSA (George F. Was)
(Palabras del texto: 1899)

  Sunny Hathaway  era un niño bajo, enclenque, de rostro muy pálido y aspecto apocado bajo sus redondas gafas. No tenía hermanos y vivía con sus padres en la vieja casa de la pequeña granja que poseían en el pueblo.

No tenía amigos, excepto su perro Flamy, el perro más listo del mundo, que le olía a kilómetros o le oía silbar desde muy lejos y salía a su encuentro cuando volvía del colegio, porque Flamy siempre sabía cuándo era la hora de volver del colegio.

Sunny siempre había sido objeto de burlas y vejaciones por parte de los demás niños. Ya en el parvulario apareció aquel enorme Buzz que siempre lo dejaba sin merienda y lo humillaba delante de la dulce Marian. En su primera escuela estaba John Lassiter, un niño despiadado y abusón que le hacía la vida imposible y ahora Hank, Larry y William, tres energúmenos que disfrutaban ridiculizándolo, haciendo de él el centro de sus pérfidas crueldades y convirtiendo su autoestima en una piltrafa.

El odio que les tenía no era nada comparado con el sentimiento de miedo y cobardía que nacía de él mismo. Ya no tenía orgullo y recordaba con tristeza las palabras que su abuelo le repetía tantas veces antes de morir:

-El orgullo, Sunny, el orgullo es lo que cuenta. Puedes ser pobre, rico, listo o incluso tonto, pero solo el orgullo te hará feliz y caminar con la cabeza alta. Con orgullo los demás te respetarán...

Pero él se veía cobarde, estúpido, infeliz, un ser anodino, que pasaba desapercibido por la vida; desapercibido para todos, excepto para sus torturadores.

Aquella mañana, Hank, Larry y Williams, a base de coacciones, lo habían dejado fuera cuando se cerró la puerta del colegio y ahora se encontraba en el despacho de la directora, la señora Mulhoney:

-Es la quinta vez en este mes que llegas tarde y siempre es cosa de un minuto. ¿No tendrán algo que ver Hank Martin, Larry Jones y Williams Hackershack en todo esto, verdad? Porque estaba asomada a la ventana y me pareció que ellos te impedían llegar a tiempo...

-No, de verdad.... ¡no!. He sido yo. Me he... distraído

Sunny estaba asustado. Si ellos llegaran a saber que los había delatado lo masacrarían por chivato y por gallina...

La directora se dio cuenta de su azoramiento, su ansiedad y su respiración agitada, así que lo dejó marchar, no sin antes decirle:

-Tarde o temprano las personas tenemos que pararnos y luchar por nosotros mismos. El daño que podamos recibir siempre es menor que el daño que sentiremos si no hacemos nada. ¿Entiendes? Y ahora, vete a clase muchacho.

A la salida del colegio cuando iba llegando a su casa se detuvo extrañado de que Flamy no saliera a recibirle como siempre... en su lugar estaban Hank, Larry y Williams...

-Es un buen perro .. le pregunté si quería quedarse conmigo y me contestó: “No, quiero a mi amo, aunque sea un cobarde” –dijo Williams poniendo voz de mequetrefe al imitar al perro- Yo le dije: “Oh, no, no es un cobarde. Ya verás como para recuperarte hace algo grande”

-Haré lo que sea por Flamy –dijo Sunny acabando con las imitaciones de vocecilla atiplada de Williams...
-Esta noche, Sunny, te esperamos en el cementerio después de cenar... No faltes o no volverás a ver a tu perro..

Después de la cena fingió que se iba a dormir temprano a su cuarto y salió por la ventana. Recorrió el tortuoso sendero que descendía hasta el lúgubre valle de la muerte, como así lo llamaban en el pueblo. Temía a cada paso encontrarse a sus enemigos agazapados para darle un susto. Pero no fue así y solo cerca de la entrada al cementerio percibió la luz de sus linternas. Al acercarse vio que tenían a su perro atado a un árbol.

Dadme a mi perro –exigió

-¿Estás dispuesto a hacer lo que sea por tu perro? –dijo Larry

-Si –dijo con apenas un hilillo de voz.

Los tres energúmenos se echaron a reír y fue Hank el que dijo:

-Bueno, valiente, pues no tienes más que entrar en la tumba de la vieja Jill, coger su anillo y salir. Nada más. Solo eso. Vamos, Sunny, no querrás defraudarnos, ¿verdad?

-No puedo hacerlo...

-Rómpele una pata al perro, Williams... Tiene cuatro, cuatro oportunidades que tienes –dijo Hank.

-Y la cola, cinco, se burló Williams...¡jajajajaja!

Sunny trató de forcejear con ellos para recuperar a su perro, pero bastó un empujón de Williams para hacerlo caer por el suelo. Así que empezó a andar mientras los otros se burlaban desde la entrada... tropezó y fue a caer frente a una lápida. Cuando enfocó la linterna pudo leer  Sassafras McGovern Hataway...

¡Abuelo! –susurró

-Orgullo, Sunny, ten orgullo –creyó oir su voz

Apretó los dientes y se dirigió al mausoleo de la bruja. La tumba de la vieja Jill, la bruja del pueblo, estaba en el mismo centro del cementerio y era casi un palacio de mármol...En la puerta podía leerse: “La muerte no es el fin, es el comienzo. La eternidad es la vida”  Y a ambos lados, las esculturas de dos elefantes con cabeza de tigre y ojos felinos que parecían mirarlo. Sintió que se le doblaban las piernas y su corazón dejaba de latir...

Al apoyarse en la puerta del panteón, esta se abrió sin esfuerzo ni ruido, permitiendo ver una escalinata que descendía al subsuelo...Apenas comenzó a bajar los catorce peldaños, la puerta se cerró suavemente, la linterna se le cayó por las escaleras y se apagó...estaba atrapado y en la más completa oscuridad. Nunca lo sacarían de allí –pensó- aquellos tres no dirían nada a nadie y cuando lo dijeran él ya estaría muerto.

Por puro instinto de supervivencia bajó a buscar la linterna, la encontró y, al encenderla, pudo ver una gran sala redonda y un ataúd de madera en el centro. La linterna comenzaba a quedarse sin pilas y, a la desesperada, pensó que quizá si el anillo de la bruja fuera mágico, lo sacaría de allí.

Haciendo acopio de valor, tiró de la tapadera del ataúd y esta subió mansamente como si no pesara nada. Cerró los ojos, no quería ver lo que había dentro, alargó la mano... pero dentro no había nada. ¡El ataúd estaba vacío!

En ese momento la linterna se apagó definitivamente y, justo a su espalda, oyó una voz:

-Bienvenido, Sunny Hathaway.

A continuación una palmada y... se hizo la luz. A dos metros de él estaba, de pie, la vieja Jill que lo llamaba por su nombre. Tenía miles de arrugas, pero no estaba muerta. Le contó que vivía allí para escapar de las habladurías de la gente. Pero adivinó la razón por la que Sunny estaba allí y quienes lo habían enviado.

-Tienen a mi perro y han amenazado con hacerle daño si no les llevo algo... tu anillo.

-¿Así que es esto lo que quieres -dijo extendiendo su mano izquierda en cuyo dedo meñique  brillaba un murciélago de plata, que extendió sus alas como si fuera a volar - Póntelo, dales una lección a esos tres idiotas y, después, regresa. El anillo tiene poderes y nadie que lo lleve puede sufrir daño alguno... el anillo te hace inmune.

La vieja Jill acompañó a Sunny hasta la escalinata. Dio tres palmadas y la puerta del panteón se abrió.

-Mañana me lo traes, no hace falta que entres para devolvérmelo. Déjalo en la entrada.

Recorrió el cementerio a toda pastilla, pero sin sentir miedo. Pasó junto a la tumba de su abuelo y le guiñó un ojo. Siguió corriendo y al saltar sobre una tumba tropezó, pero cuando iba a caer extendió los brazos y...de pronto se vio suspendido en el aire. En el extremo de su mano extendida el murciélago del anillo tenía las alas abiertas. Flexionó el brazo y, mientras el murciélago cerraba sus alas, él iba bajando suavemente hasta el suelo.
Salió fuera en busca de los tres que ya se iban. Quisieron quitarle el anillo, pero no pudieron y él se negó a dárselo. Extendió su mano y una tormenta empezó a caer sobre los tres chicos. Flamy se soltó de la cuerda y echó a correr sobre su amo, mientras los energúmenos huían corriendo. Por primera vez le habían mirado con respeto, como si no lo conocieran.

Al día siguiente todo resultó prodigioso: Williams le quiso partir la cara y casi se rompe la mano contra una especie de cristal invisible que protegía su cabeza; el profesor de matemáticas le sacó a la pizarra y resolvió un dificilísimo problema en menos de un minuto; y, lo mejor de todo, se encontró con los otros dos y, cuando intentaron intimidarle, les dijo tranquilamente:

-Williams es un animal, Larry un cretino y tú un bocazas.

-Y tú eres un idiota con la cara a punto de ser rota –amenazó Larry

-Y la nariz aplastada –remató Hank
-Más bien eres tú quien tiene la cara rota y tú la nariz aplastada...

Y, apenas dijo estas palabras, Hank empezó a sangrar por la nariz y Larry cayó aplastado al suelo sin poderse levantar. Muertos de miedo le pidieron ayuda y Sunny, tras hacerles prometer que no le molestarían más, se dio media vuelta y se fue. Los otros dos recuperaron su estado anterior.

Tanta era su seguridad y su orgullo que pensó en quedarse el anillo y no devolverlo. Pero su perro ya no se acercaba a él y, cuando su padre llegó irritado diciendo que ojalá le diese un infarto a su jefe, le dio realmente el infarto con solo que Sunny lo pensara. Estas cosas empezaron a preocuparle.

Decidió volver al cementerio y devolver el anillo aquella misma noche. Llegó al mausoleo, abrió la puerta y descendió las escaleras hasta el ataúd, pero Jill no aparecía; dio una palmada y otra, pero la luz no se encendía; ordenó que se hiciera la luz, pero nada, aunque llevara el anillo; quiso salir fuera, pero la puerta no se abría... comprendió que estaba prisionero en la tumba de la bruja y el terror lo colapsó.

Bajó de nuevo:

-¡¡Jill!! tenía que haberte devuelto el anillo. ¡Mira, ya no lo llevo! –dijo quitándoselo...

Entonces abrió el ataúd. Allí estaba Jill, pero ahora era una calavera con las ropas podridas y el espantoso aspecto de la muerte.

-¡Aaaaaaah! –gritó con todas sus fuerzas y se le cayó la linterna...

Retrocedió y en la oscuridad sintió el anillo bajo sus pies. Lo cogió y, venciendo el asco y el terror, metió la mano dentro de la caja, buscando los huesos de la del cadáver. Por un momento pensó que Jill le agarraría la mano sin dejarlo escapar, pero no fue así y, entonces, despacio, con cuidado le puso el anillo sobre el hueso. La linterna se volvió a encender, la tapa del ataúd empezó a cerrarse y él subió en un suspiro los catorce escalones, antes de que la puerta del mausoleo que estaba entreabierta se volviera a cerrar.

Desde aquel día todos le trataron con respeto. Williams, Hank y Larry se disculparon con él y le ofrecieron su amistad; todo el mundo era encantador y sobre todo él, él se sentía diferente. Diferente y bien. Lo sucedido había sido increíble, alucinante, extraordinario, no sabía muy bien qué había pasado, pero no pensaba volver jamás a menos de un metro del panteón de la bruja.

ACTIVIDADES DE COMPRENSIÓN LECTORA

PREGUNTAS
1.- ¿Por qué Sunny ya no tenía orgullo?
2.- ¿Creyó la directora a Sunny cuando dijo que se había distraído? ¿Qué pensó ella?
3.- ¿Por qué se quedó a oscuras la primera vez que entró en el panteón de Jill?
4.- ¿Por qué razón le contó Jill que vivía en una tumba?
5.- ¿Por qué motivo Sunny pensó no devolver el anillo?
6.- ¿Qué dos hechos le convencieron de que tenía que devolverlo?

VOCABULARIO
Copia las siguientes oraciones, sustituyendo por sinónimos las palabras subrayadas o explicando su significado. (puede que tengas que cambiar algunas palabras)

Los exámenes de matemáticas intimidan a muchos estudiantes.
Someter a una persona a vejaciones es una conducta pérfida propia de energúmenos.

Un camino tortuoso y oscuro resulta lúgubre.

El chaval se encontraba azorado por las coacciones sufridas.

SÍNTESIS
Resume el bloque temático que se podría titular: “El increíble poder del anillo”

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